jueves, 7 de febrero de 2013

De mi torre de universos compartidos particular.

Hay quién me juzga por leer muchos libros a la vez. Intentaré ser conciso y claro, sin andarme por las ramas como puede ser costumbre en mí, ya que en la hora exacta de mi escritura virtual de esta entrada, em encontráis algo indispuesto debido al desgaste del día, siendo exactamente las 23.55h de un jueves de ajetreo.
Los que no suelen leer se espantan. Los que leen mucho me comprenden. Y, sin embargo, son estos últimos los que luego me tienen en el punto de mira de reproches en los que se carga el incesante argumento del abandono de libros. No los abandono, simplemente les doy una prórroga personal.
Sería muy aburrido para mí leer solo un libro. Hay quien sigue muchas series a la misma vez.
Es como la comida. Cuando te apetece algo dulce, ¿acaso pruebas lo salado?
¿Y si te apetece algo amargo y tan solo tienes una bolsa de caramelos de miel? ¿Y si pudieras conseguir varias bolsitas com variada selección de sabores? ¿Por qué elegir tan solo un sabor tiendo al abasto tanto para elegir?
Es por eso que me gusta tanto girar la cabeza y ver, sonriente, la pila que compite en inestabilidad contra la Torre de Pisa, tan llena de sueños, aventuras y reflexiones de los cosmos espirituales más variopintos y diferentes posibles. Por que, si me apetece algo austero, amargo o dulce, puedo elegir por propia voluntad qué necesidad voy a satisfacer sin auto-obligarme a paladear un gusto indeseado.

Y por eso niños, tengo diecisiete libros siendo leídos en este mismo instante.
A.

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